Más de 20
compañías de circo contemporáneo se dieron cita los días 6 y 7 de octubre en la
cuarta edición del Festival Circ Altea. Por cuarto año consecutivo, el intenso
calor fue también protagonista de esta cita y acompañó a artistas y público,
que aguantaron estoicamente las altas temperaturas.
El festival
arrancó el sábado con las pompas gigantes de jabón de la compañía Tracalet Teatre haciendo las delicias
del público más joven. Seguidamente, un torpe mimo y su fiel amigo provocaron
risas y sorpresas de niños y adultos con su espectáculo de escobas voladoras. Yosuko, el clown delirante y
estrambótico del festival, sorprendió con las más divertidas técnicas de circo;
mientras que los vendedores de palomitas nada corrientes Juan Palomo y François
apenas dieron abasto al ritmo de sus pegadizas canciones.
La expectación
generada por el estreno Menás a Truá
de la compañía Arritmados se
materializó en un numeroso público que los acogió entre vítores y aplausos. Por
su parte, el carisma y los equilibrios imposibles de la compañía argentina Chimichurri generaron gran expectación
frente un gran corro de público. La tarde del sábado culminó en una atmósfera
de euforia colectiva de la mano de Beto y Tornillo, dos marginales de la
sociedad aficionados al break-dance.
El domingo
trajo como novedad a los Kikolas y su
espectáculo Sin Remite, una
entrañable propuesta de circo, teatro y humor gestual protagonizada por un
personaje sin palabras que introdujo al público en su particular mundo y oficio
del correo postal.
Por su parte la Gran Gala Circ Altea, celebrada el
domingo por la tarde, abarrotó un año más la sala de butacas del Palau de
Altea. Compañías de circo contemporáneo procedentes de Argentina, Madrid,
Burgos, Córdoba, Alicante, Barcelona y Valencia conformaron este espectáculo de
gran variedad y armonía, donde la técnica, la destreza, el humor, el riesgo y
la belleza fueron los protagonistas.
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